VIVA LA LIBERTAD DE EXPRESION

(7/06/2025 - por Norberto Giallombardo) - Muchas son las cosas que podemos decir en el día del periodista, como muchas también han sido las que se dijeron en otros tantos días como éste, por lo tanto, me parece que lo realmente necesario es reflexionar sobre la responsabilidad que no debemos eludir al constituirnos en periodistas

Es la responsabilidad de ser fieles a la verdad, porque difundir los hechos de la realidad cotidiana, siempre tendrá la tonalidad personal con la que cada uno la ve y la siente, pero lo fundamental es no apartarse de la verdad a ningún precio.                                          
No pretendo ni tampoco me siento en condiciones de dar consejos ni dictar máximas, pero los años vividos en el ejercicio de esta profesión, oficio o trabajo, me están permitiendo ver lo que significa abrazar este hermoso apostolado de practicar y sostener el derecho a la libertad de expresión.                                            
Ahora que me veo rodeado por una mayoría de graduados, yo, que comencé en aquellos tiempos en que, para ser periodista no había otra alternativa que saber leer y escribir de la mejor manera y auto fortalecernos la vocación de investigar en el pasado, curioseando el presente con inquietud futurista, me siento muy feliz al ver que la especialización al máximo nivel, prima en los planteles de las redacciones.            
Tan distintas a aquellas redacciones de las máquinas de escribir a fuerza de dedos rápidos y fuertes. De las pruebas de galera al pie de las linotipos, los consabidos anotadores de bolsillo y los bolígrafos.  Tiempos en que la modernidad de entonces nos permitió hacer gala de “envasar” las entrevistas en los preciados grabadores, pero siempre acompañados por nuestros inseparables y valorados reporteros gráficos…                                                                                          
Aquellos variados elementos, hoy sintetizados por tan solo un eficaz celular, fueron y son las tan temidas armas que el periodismo esgrime cuando lo hace difundiendo la verdad con dignidad y en favor de la pureza de nuestra relación con la opinión pública, a la que le debemos el respeto que la honorabilidad impone.                                                                                                                  
La noticia, una vez producida no reconoce propietarios, solo protagonistas.  Así debemos recibirla y defenderla, con el tratamiento profesional y humano que sirva a todos sin excepciones.                     Si alguna fórmula de juramento para nuestra profesión hiciera falta, ésta debería contener la obligación de identificarnos con la libertad de pensamiento y ratificar por siempre, la independencia de todo poder imaginable.
No es saludable soslayar los momentos difíciles que como periodistas estamos soportando, pero no menos difíciles fueron otros tiempos que otros periodistas soportaron y también sufrieron.  Nuestra profesión está llena de antecedentes que han merecido distintas calificaciones, pero el camino a seguir es uno solo; no ser instrumento de la ambición de nadie, no apartarse de la verdad por mas vueltas que los sentimientos personales puedan darle a la redacción de los hechos y VIVA LA LIBERTAD, en todas sus dimensiones, sin necesidad de ningún exabrupto.